Vivo en la comuna desde que nacì, y me encantò la idea de la red de bibliotecas, buscar la forma de que no perdamos el interes por un libro, por un bello momento de lectura. Espero que dentro de esas actividades recreativas esten pensadas para los chicos tambièn, tengo hijos y la verdad que no veo que les brinden el gusto por leer ni la invitación a volar con la imaginaciòn, como lo hicieron conmigo de niña, otros tiempos.
Felicitaciones a la Dirección Sociocultural cgpc9 por la inauguración de su biblioteca, que imagino debe haber llevado un gran trabajo y esfuerzo!

Saluda Moria

Felicitaciones por el blog les dedico este capitulo de Rayuela de Julio Cortazar.

Maria Concepción


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Hermoso trabajo María Concepción.

Un aporte:
ACUARELA (de la serie polinegra)

Delicado en el aire, (se recorta, vista en la luna del espejo, la ventana entreabierta que se golpea) sorprende un dibujo intangible pero que está ahí, real, vivo, sacudido por el aletear de la persiana cómplice, diluído en contornos vagos aunque de nítida forma, follaje de acacia en pinceladas temblorosas, finas como cabello, aguadas, en cascada verde, junto al disfumado toque de fucsia, magenta, violeta, sombra lila, rosa brote, resplandor amarillo, el sol aclarando hasta llegar al blanco puro y entonces, las pequeñas pinchas negras emergiendo agresivas y masculinas como las patas de un compás, mostrando el reverso del anverso, vibrando con cada golpe de viento, como pariéndose reptando hacia la lumbre desde una caverna de plomo pesada y oscura como la muerte misma, ahora corbata de moño y traje de etiqueta negros, camisa blanca de guipiur y en escuadra la faja de moaré junto a lo frágil, gasa del pétalo lila, de seda transparente el magenta, y en su nivel, de raso el violeta, de botones de azahar las perlas del collar marmóreas, pulida piedra de pura luz el diamante, gota de rocío en el dedo de ámbar tan bello y misterioso como la culpa.

Y el suspiro cortado en los labios, delicado en el aire suspendido, estremecido, la rosa sobre el pecho, roja estrellada salpicada, sobre el vestido de boda, una rosa mas pequeña, casi un punto, en el pecho, sobre la camisa de gala estrellada por la espalda.

Vuelan mis ojos por los testigos mudos: ventana acacia flores alfombra lecho y el maldito espejo, la muerte algo tan joven, tan insoportablemente fresco, tan increíblemente definitivo.

Están, irreversibles, espantosamente irreversibles, olvidados de todo, ajenos a mí mismo que sigo con los ojos, omnipotente, yo omnipotente, los detalles de gasa rosa, lila, magenta, la mujer que amé, la que odio como a mi propia muerte, la camisa de mi hermano que soy yo, mostrando un círculo con un pequeño punto en el centro, el caño apuntando hacia mi boca, la sorpresa de los demás, el aire vano 

Mis estremecidos saludos a estos inicios literarios.
¡A escribir!